La Santa Información

2023 Instalación escultórica.

La Santa Información

Jaime Vargas

Torturar la (des)información La relación entre medios de comunicación y poder es indisoluble. Cuando hay concentración de los medios de comunicación hay concentración del poder. Y cuando el poder está excesivamente concentrado, como ocurre en pseudodemocracias, dictaduras y regímenes totalitarios, la prensa es la principal forma de propaganda ideológica y de adoctrinamiento social. “Los medios de comunicación están al servicio de la clase dominante”, es una afirmación que la sabiduría popular tiene incorporada y que la comprueba cuando lo que recibe como información dista de la realidad. No obstante, el monopolio de la información provoca una construcción deliberada de una “verdad” y modela una visión más o menos homogénea de la sociedad. Cuando el modelo de sociedad que se pretende instaurar, que se propaga a través de los medios de comunicación, se pone en jaque por las clases populares, surgen otras formas de dominación, que no sólo atacan las mentes, sino también los cuerpos. La más antigua de la historia y que pervive en el tiempo es la tortura, acto que consiste en infringir daño a una persona hasta producir su aniquilamiento total y negar su condición humana. Paradojalmente, la tortura muchas veces se utiliza no sólo como castigo, sino para obtener información del enemigo. La tortura busca dañar el cuerpo para destruir la mente. Se podría decir, entonces, que tanto los medios de comunicación como la tortura son dispositivos de dominación. Los medios producen su efecto de forma silenciosa, solapada, “gota a gota”. Van construyendo acumulativamente una percepción de la realidad, a través de la reiteración, de la cual es muy difícil zafar. La tortura, por su parte, es una forma de extorsión mental y abuso físico que produce humillación y una pérdida total de la dignidad, una dominación absoluta y sin escapatoria. La palabra tortura viene del latín homónimo –tortüra– que significa retorcimiento, torsión, tormento. Algo parecido a lo que hacen estos medios de comunicación con la información. La manipulación retorcida de la sociedad a través del control de los significados y los significantes tiene como objetivo lo mismo que la tortura: la destrucción de la mente. Gonzalo Guzmán Torres