La proletarización de la burguesía

2012 Instalación gráfica

La proletarización de la burguesía

Rodrigo Ortega

El 7 de diciembre del año 2012 el artista clausuró el local de la Galería AK-35. La intervención hecha con engrudo y 3 rollos de papel camisa, al estilo de la brigada Chacón, tenía como título “Expongo, lo que sea, pero expongo”, al exterior de la galería. La pretensión panfletaria de la clausura apuntaba ambiciosamente al carácter sobrepoblado del arte contemporáneo en general; tanto de artistas como de esa nueva casta de párrocos llamada “curadores de arte contemporáneo” La crítica hacia el circuito institucional del arte contemporáneo chileno que Rodrigo define en pocas líneas “besa el anillo de Camilo Yáñez, confiesa tus obras con Szmulewicz y Guerrero” tiene otra lectura que apunta también a la sobrepoblación de galerías: vitrinas, peluquerías, refrigeradores, patios de casa, acoplados de auto, etcétera. Esta saturación obscena del capital es la que permite (incluso en el arte) que “pase colado” de todo un poco, devaluando con ello la fuerza de este lenguaje. Así sea en la élite artística signada los domingos por El Mercurio o en la “vanguardia” resistente de las galerías independientes. Al parecer, hoy como en el 2012, la expresión callejera es la única que se salva de este problema, después de todo, las galerías (de cualquier orden) nunca han soportado el resentimiento social en el arte.